El Síndrome de Estocolmo: una Revisión Sistemática. Clínica y Salud (2018) 29(2) 81- 88. https://doi.org/10.5093/clysa2018a12.
El síndrome de Estocolmo es un término utilizado por primera vez en Suecia en 1973 por Nils Bejerot para describir un fenómeno paradójico de vinculación afectiva entre los rehenes y sus captores en el transcurso de un asalto a un banco en Estocolmo. Los reportes con respecto a la prevalencia del síndrome de Estocolmo son escasos. El trastorno es más una excepción que una regla, ya que los datos empíricos actuales reportan un bajo porcentaje de personas que lo desarrollan, esta aportación está basada principalmente en casos de secuestro. El objetivo del trabajo fue revisar y sintetizar la literatura existente sobre el síndrome de Estocolmo: definición, características, postulados, propuestas de criterios diagnósticos y relación con otras psicopatologías, grupos o experiencias en las cuales se aplica el término, así como los factores predisponentes y precursores y las variables asociadas a su desarrollo y mantenimiento. Se realizó una búsqueda a través de las publicaciones indexadas en diversas y conocidas bases. Actualmente aún no se han descrito criterios diagnósticos válidos con respecto a los signos y síntomas clínicos específicos del síndrome de Estocolmo e incluso se ha cuestionado su denominación de «síndrome». Los manuales internacionales de clasificación de trastornos psicopatológicos, el DSM de la Asociación Americana de Psiquiatría y el CIE de la Organización Mundial de la Salud, no lo incluyen. Algunos expertos en trauma han incluido al síndrome de Estocolmo como parte del denominado “estrés postraumático complejo”, principalmente debido a que éste incluye la idealización del perpetrador. Otros lo consideran como parte de la categoría reacción a estrés agudo, que incluye los “trastornos transitorios desencadenados por sucesos vitales excepcionalmente estresantes” dentro del Manual CIE- 10. La mayor parte de estudios coinciden en que el término describe el vínculo positivo que una víctima cautiva desarrolla hacia su captor, un proceso de “identificación con el agresor”, considerándose como una respuesta emocional automática, a menudo inconsciente, al trauma de la victimización y un apego emocional de la víctima hacia a su captor. Durante el proceso de captura, existe una clásica respuesta de “lavado de cerebro” en la relación de tipo social rehén-captor, donde se involucra el control de la mente a través de una inducción de terror extremo a las víctimas para hacerlos indefensos, impotentes y totalmente sumisos, para quienes la necesidad por sobrevivir es más fuerte que el impulso de odiar a su agresor. Se ha considerado que deben estar presentes al menos tres factores para que el síndrome se desarrolle potencialmente: a) el individuo debe ser rehén durante un período significativo de tiempo, b) los rehenes y los secuestradores deben mantener contacto personal continuo y c) los secuestradores deben tratar a los rehenes amablemente, o por lo menos no abusar físicamente ni amenazarlos verbalmente. Durante el tiempo de cautiverio las víctimas desarrollan: 1) sentimientos positivos hacia sus captores y simpatía por sus causas o metas, 2) sentimientos negativos hacia la policía o autoridades y 3) sentimientos positivos recíprocos. Otros autores encontraron 4 características comunes en diferentes casos de personas que desarrollaron el síndrome: 1) cada víctima experimentó amenazas directas, 2) la víctima se mantuvo aislada, 3) tuvo la oportunidad de escapar durante el cautiverio pero no lo hizo y 4) mostró simpatía hacia sus captores posterior a la captura. Sin duda alguna, una de las aportaciones más valiosas que explican el fenómeno del síndrome de Estocolmo es la teoría desarrollada por Graham, quien a partir del estudio de 9 diferentes grupos de “rehenes” propone una “teoría universal de abuso interpersonal crónico”. Dicha teoría propone un síndrome de Estocolmo generalizado, el cual se basa en dos conceptos psicológicos: la teoría del síndrome de Estocolmo de Graham y la generalización del estímulo. El primer concepto, consiste principalmente en el vínculo que desarrolla la víctima con el agresor, ya que este crea la esperanza de que de esta manera el abuso se detendrá. El segundo concepto, está basado en una ley científica en el campo de la psicología, en la que un animal que ha aprendido a dar una respuesta determinada a cierto estímulo también dará esa respuesta a estímulos distintos del estímulo original, siempre que los otros estímulos sean bastante similares a los del estímulo original. Extrapolando esta ley al síndrome de Estocolmo, la ley de generalización del estímulo llevaría a esperar que una víctima o grupo traumatizados muestren las mismas respuestas (esperanza, hipervigilancia, vínculo) a otra persona o grupo que no sea el abusador si esta otra persona o grupo mostraron abuso y/o bondad a la víctima y la víctima la percibió como el abusador. Conductas Paradójicas y Psicodinámica: Las conductas paradójicas observadas en las personas que desarrollan el síndrome de Estocolmo radican principalmente en los sentimientos y actitudes de las víctimas o rehenes, las cuales contrastan con la perspectiva de los extraños. Se proponen que las principales paradojas incluyen profesar “amor” a las personas que abusan de ellas, defender a sus abusadores incluso después de fuertes palizas, culparse por el abuso que se les hace y negar o minimizar la naturaleza amenazante del abuso. Factores Predisponentes, Precursores y Variables Asociadas al Desarrollo del Síndrome de Estocolmo: Se ha propuesto que el desarrollo del síndrome de Estocolmo depende de diversos factores, los cuales radican principalmente en la personalidad y antecedentes del individuo, así como en las características de la situación traumática. Graham et al. (1994), por su parte, proponen 4 precursores hipotéticos del síndrome de Estocolmo: 1) la amenaza percibida para la supervivencia y la creencia de que el captor de uno está dispuesto a llevar a cabo esa amenaza, 2) la percepción en el cautiverio de alguna pequeña bondad del captor dentro de un contexto de terror, 3) el aislamiento de personas distintas al captor y 4) la incapacidad percibida para escapar. Síndrome de Estocolmo y su Relación con Otros Trastornos Psicopatológicos: Se ha propuesto que hacer frente a una amenaza prolongada y severa a la supervivencia hace que la víctima/cautiva despliegue estrategias de supervivencia en su interacción con el abusador/captor y las genere en sus relaciones con otros, lo cual produce cambios en el funcionamiento interpersonal, que incluyen a) división, b) rabia desplazada, c) intensa dinámica push-pull y d) pérdida de sentido de sí mismo, los cuales también caracterizan al trastorno límite de la personalidad. Otros autores han postulado una teoría del estrés postraumático en la etiología del trastorno límite de la personalidad. Existe una falta de homogeneidad y especificidad en la categoría diagnóstica que puede representar un problema en la realización del diagnóstico. Conclusiones: Este estudio representa la primera revisión en lengua española en este área. El síndrome de Estocolmo es un fenómeno psicológico paradójico en el que se desarrolla una vinculación afectiva entre rehenes y captores. La presente revisión sistemática de la literatura internacional del síndrome de Estocolmo permite elucidar que aunque el término represente una aportación importante con respecto a la explicación de fenómenos observados en diversos grupos y casos en los cuales está presente la dinámica captorcautivo, víctima-victimario, etc., queda clara la necesidad de realizar más estudios empíricos a través de herramientas válidas encaminados a la sistematización de la información y a la unificación de criterios diagnósticos.
BIBLIOGRAFÍA
Dr. Omar Angel Gabrielli Asesor Médico – Instituto de Estudios Criminológicos