Lesión cerebral traumática: ¿una posible causa de delitos violentos?
Traumatic brain injury: a potential cause of violent crime? Lancet Psychiatry 2018, 5:
836–44. https://dx.doi.org/10.1016/S2215-0366(18)30062-2
La delincuencia alcanza su punto máximo al final de la adolescencia y principios de la
edad adulta. Los delincuentes habituales comienzan su actividad delictiva a muy
temprana edad, y cometen el 77% de los delitos. Las principales teorías sobre el
comportamiento antisocial sostienen que los llamados temperamentos conflictivos, y los
déficits neuropsicológicos contribuyen a la problemática de la vida relacionados con la
delincuencia. El traumatismo craneoencefálico (TEC) es muy común en los jóvenes.
Las estadísticas así lo indican; el TEC es la principal causa de mortalidad y morbilidad
en niños y jóvenes. Se le ha llamado una epidemia silenciosa, ya que a menudo no es
reconocida por los profesionales sociales y de la salud. Hay un total de casos
diagnosticados en departamentos de emergencias con/sin hospitalización, asociado a
una tasa de incidencia por TEC fatal de aproximadamente 235 por 100000 personas en
los países europeos. El TEC a menudo conduce a problemas neurocognitivos y de
personalidad que pueden aumentar el riesgo de delincuencia. Los vínculos entre TEC y
criminalidad son múltiples y complejos. Sin embargo, una variedad de factores
potencialmente criminógenos previos a la lesión, también podrían ser factores de riesgo
para el TEC y verse agravados por este. El objetivo del estudio bajo análisis fue revisar
la evidencia de cómo el TEC podría estar relacionado con la criminogénesis.
Primeramente los investigadores, abordaron el TEC y sus consecuencias
neuropsicológicas y conductuales; posteriormente examinaron los estudios que sugieren
vínculos entre el TEC y el crimen. Luego, analizaron la prevalencia del TEC en los
delincuentes: niños y jóvenes y adultos. Los autores, destacaron hallazgos ampliamente
consistentes en cuatro estudios previos y relevantes con asociación de datos que han
indicado que el TEC aumenta la criminalidad; aunque algunas características previas a
la lesión encefálica continúan siendo importantes predictores de la delincuencia. La
lesión cerebral traumática podría ser, como mínimo, un marcador destacado de una
variedad de problemas que indican un riesgo de delincuencia. Además, considerando el
rango de evidencia, a través de grupos de edad, poblaciones y jurisdicciones, los
estudios indican que el TEC es un factor de riesgo independiente para el crimen. En los
muy jóvenes, podría conducir a la drogadicción y el alcohol, por lo que su uso indebido,
a su vez, aumenta la probabilidad de cometer un delito. Subrayan acorde a la
bibliografía, que el TEC podría aumentar el riesgo de criminalidad, por el hecho de
aumentar la probabilidad de generar trastornos de conducta o del comportamiento,
alterando también la capacidad de socialización. Se consigna también, que las
revisiones sistemáticas y los grandes estudios de cohortes han identificado que la
morbilidad psiquiátrica es alta en las personas con antecedentes de TEC. Una revisión
de 2009 informó que la depresión aumentó después de una lesión cerebral traumática,
pero que la información sobre otros trastornos psiquiátricos era aún limitada. Otra
revisión, informó tasas de trastorno por estrés postraumático de 5 a 7% en personas con
antecedentes de TEC leve. Desde estas revisiones, los estudios de cohortes de alta
calidad han encontrado un mayor riesgo de nuevos trastornos psiquiátricos, incluido el
trastorno de estrés postraumático, el trastorno de pánico, la fobia social y la agorafobia.
Los autores del presente trabajo concluyen con importantes conceptos de interés
criminológico y médico legal. El antecedente de TEC pareciera estar asociado con una
edad de encierro más temprano, un mayor riesgo de violencia y mayor número de
condenas. Las alteraciones neurológicas son hallazgos frecuentes entre los agresores.
Las funciones cerebrales, en áreas importantes para el funcionamiento social, como el
control de impulsos y la empatía, parecen estar comprometidas. La disfunción
neuropsicológica está relacionada con la violencia, las infracciones en situaciones de
encierro, con peores resultados al tratamiento y la rehabilitación. Los jóvenes en
conflicto con la ley penal y antecedentes de TEC, corren un riesgo particular de
autolesión y comportamiento suicida. Así también, se observó que un pasado de TEC
previo, podría amplificar cualquier problema neurocognitivo debido a eventos adversos
de la vida. Los autores señalan que, aquellas personas con antecedentes de TEC y bajo
situaciones de encierro, son encarceladas a un alto costo en instalaciones que podrían
aún no estar bien adaptadas para atender sus necesidades. Se ha encontrado el supuesto
de que el TEC fue solo un hecho coincidente en la vida de los individuos con conductas
conflictivas con la ley penal: personas que estaban preparadas de manera premórbida
para estar en un trayectoria hacia el crimen. No obstante como se ha demostrado en esta
revisión, la evidencia de la presente investigación sugiere todo lo contrario. Por lo tanto,
los autores sugieren que abordar el TEC ofrece un medio no solo para mejorar las vidas
de quienes cometen delitos, sino también, de manera crucial, para reducir la
delincuencia.
Para finalizar este ateneo bibliográfico, se transcribe textualmente parte de un informe
con sumo interés criminológico, realizado por parte de las autoridades Judiciales del
Reino Unido (adjunto al trabajo comentado); a saber:
Informe del Comité de Justicia, Parlamento del Reino Unido
El Comité de Justicia del Parlamento del Reino Unido e Irlanda del Norte informó
recientemente que: “Recibimos evidencia convincente de que otra consideración
importante para los adultos jóvenes en el sistema de justicia penal es la presencia
potencial de un desarrollo cerebral atípico…..aquellos que persisten en el
comportamiento delictivo en la edad adulta es más probable que tenga déficits
neuropsicológicos, incluidas dificultades cognitivas para pensar, actuar y resolver
problemas, alfabetización y regulación emocional, dificultades de aprendizaje y
problemas del lenguaje asociados con déficit de atención e hiperactividad, autismo,
trastornos del aprendizaje y del lenguaje y las lesiones en la cabeza…..los déficits, en
particular el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y los traumatismos
craneoencefálicos se asocian con delitos más violentos. El Comité también tiene en
cuenta que: “Navegar por el sistema [de justicia] es particularmente desafiante para
aquellos con neurodiscapacidades [que] impactan en su experiencia del sistema y su
capacidad para desistir del crimen”. Recomiendan una serie de iniciativas que incluyen:
detección, sensibilización del personal, soporte por especialistas y recopilación de datos
para la puesta en servicio.
Dr. Omar Angel Gabrielli
Asesor Médico – Instituto de Estudios Criminológicos